La Estructura del Despojo:

⛏️  Cómo la Leyenda de Merlín Entierra la Verdad del Trabajo Neolítico

⛓️ La leyenda del Rey Arturo y su mago Merlín es la coartada más efectiva de la historia. El Montículo de Merlín (Bryn Celli Ddu) no es un sepulcro mágico; es un monumento al trabajo esclavo no remunerado y a la arquitectura del control social neolítico. 💸 El poder no se crea con magia, sino con la explotación de la fuerza laboral. Lo que vemos no es la obra de un hechicero inmortal, sino el sudor de una casta silenciosa. La verdad es que la fantasía siempre ha sido la herramienta de los amos para legitimar el robo de la energía de los oprimidos. 💣

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Se enfrenta a esta estructura de engaño, donde una mentira romántica se utiliza para borrar la historia de la servidumbre. El Montículo, con sus megalitos masivos y su precisión ingenieril, fue construido alrededor del 3700 a.C. por una sociedad que apenas consolidaba su capacidad agrícola. El esfuerzo logístico para transportar, tallar y ensamblar estas rocas, que pesan toneladas, en una época sin tecnología de apalancamiento avanzada, exige un ejercicio brutal de concentración de poder. Esto solo pudo ser logrado mediante un sistema de dominación social férreo y una jerarquía absoluta. El monumento es, por lo tanto, una prueba física de la acumulación de capital social en forma de esfuerzo humano desmedido.

El análisis de las estructuras de poder revela que el mito de Merlín, que se superpone a esta estructura miles de años después (siglo V d.C.), funciona como una capa de borrado histórico impuesta por la aristocracia medieval. El sistema de dominación, basado en el uso de la fuerza y la jerarquía, necesitaba una legitimación superior a la mera coacción.

 La leyenda transforma una prueba de autoridad coercitiva (la construcción neolítica) en un cuento de autoridad mágica. Si el Montículo fue construido por el Mago, el poder es sobrenatural e incuestionable. La narrativa desplaza el foco del quién pagó y quién sufrió al quién lo hizo mágicamente. Es la perfecta anulación de la conciencia de clase: se borra el sudor del trabajador y se reemplaza por el hechizo del noble.

 El valor real del túmulo, el esfuerzo físico de miles de personas, fue expropiado primero por la élite neolítica para su sepultura y luego por la élite artúrica para su fantasía. El túmulo es un reservorio de valor extractivo al que se le ha puesto la etiqueta de la leyenda para evitar que el observador se pregunte por la estructura de poder que lo hizo posible.

 El Montículo de Merlín es un monumento al anonimato del trabajo. Los nombres que realmente importan, los de la base obrera que movió la piedra y murió de agotamiento, quedaron silenciados. El mito garantiza que solo hablemos del mago y no de las manos que construyeron la tumba de los amos.

Debo concluir que el Montículo de Merlín es un símbolo inmutable de la lucha de clases a través del tiempo. La verdadera magia de Merlín fue convencer a las generaciones futuras de que el trabajo monumental fue un milagro y no el resultado de una explotación calculada. El mito opera como un filtro de conciencia que nos ciega ante las estructuras de poder que nos siguen aplastando hoy.

Tú, debes dejar de buscar el cuerpo del mago y empezar a buscar las huellas de los obreros que construyeron tu civilización con su esfuerzo y fueron silenciados por la fantasía.