Radio Cat Kawaii

La Estafa de la Pantalla:

 

 Felicidad en Formato de Pixel

La felicidad resultó ser un producto de exportación visual donde el usuario operó como el obrero que manufactura su propia insatisfacción. La realidad quedó mutilada para encajar en formatos de alta saturación, decidiendo que lo no fotografiado simplemente careció de validez en el mercado del reconocimiento social. Las redes sociales instauraron una dictadura de la positividad tóxica, transformando la vivencia orgánica en un simple insumo para la maquinaria del compromiso. El absurdo sistémico llegó al extremo de preferir la simulación de un momento sobre su disfrute, validando la existencia solo a través del pulgar de un extraño. 😶‍

Esta competencia por el capital simbólico sustituyó la conexión humana por una carrera armamentista de filtros y ángulos perfectos. La verdad esencial emergió al restar las capas de edición: la alegría real resultó incompatible con la necesidad de validación externa. El sistema intentó vender una versión de la vida que nadie habitó realmente, creando un vacío que solo pudo llenarse con más consumo digital. Mientras el algoritmo dictó qué debió considerarse éxito, el individuo perdió la capacidad de habitar su presente. Quien recuperó su autonomía entendió que la paz inició donde terminó la necesidad de ser proyectado en una pantalla. La paradoja de la conexión total terminó por aislar al sujeto en una celda de cristales rotos y luz azul, donde la risa solo fue real si recibió un eco digital inmediato. 📉

Tú buscaste tu reflejo en un cristal roto por el algoritmo y ahora comprendes que tu paz comenzó donde terminó tu necesidad de ser visto por una máquina.

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