CÓMO LA ORDEN DEL TEMPLE INVENTÓ LA BANCA MODERNA PARA ASEGURAR SU PROPIO COLAPSO
La historia no es un viaje moral, es una fórmula química que siempre produce el mismo precipitado: poder económico que inevitablemente genera violencia. Los Templarios no fueron diferentes. Comenzaron como monjes guerreros y terminaron como banqueros de élite, creando un sistema financiero tan eficiente que les firmó su propia sentencia de muerte. Su banca nació de la necesidad militar y murió por la envidia social. El mecanismo es el mismo hoy que en el siglo XIII: la acumulación de excedentes es un acto de agresión simbólica que exige una respuesta violenta. Obsérvenlo. 🤯💰
El mimetismo de la necesidad estructuró las finanzas templarias. Nacieron para proteger las rutas de los peregrinos en Tierra Santa. La solución a la violencia (el robo a los viajeros) fue una violencia más organizada: la seguridad militar. Pero el problema real era el transporte del dinero. Llevar oro por Europa y el Oriente era un riesgo existencial. Aquí es donde la Orden aplica la lógica fría de Camus: si la vida es absurda, al menos haz que el dinero sea seguro. Crearon el sistema de "nota de crédito" o "letra de cambio". El peregrino depositaba su fortuna en una Encomienda en París y recibía un documento cifrado. Lo cobraba en Jerusalén. El dinero no viajaba, solo la información. . Esto eliminó el riesgo para el viajero y centralizó el capital en manos de la Orden. La seguridad se convirtió en un servicio financiero rentable. Los Templarios cobraban impuestos y comisiones no de intereses abiertos (la usura estaba prohibida por la Iglesia), sino por la "transferencia" y el "cambio" de divisas o el "depósito" obligatorio. Los excedentes de esta operación eran masivos. Se convirtieron en los banqueros de reyes y papas, manejando la tesorería real de Francia e Inglaterra y otorgando préstamos a la nobleza. Este poder monetario excedía su poder militar original. Aquí se cierra el ciclo de Girard: la riqueza desmedida desencadena la violencia mimética del prójimo envidioso. Felipe IV de Francia no persiguió a los Templarios por herejía (la excusa oficial), sino por su caja fuerte y su capacidad de crédito. El Estado necesitaba el dinero y no podía someter al acreedor. La destrucción de la Orden fue un asalto bancario ejecutado por la corona con la excusa de la moralidad. El dinero que les dio el poder fue exactamente el mismo dinero que selló su extinción. La economía es siempre la fuerza motriz, la religión solo es el pretexto elegante.
Observo que el nacimiento de la banca moderna en manos de la Orden del Temple no es una historia de innovación, sino una crónica de la fatalidad. La organización que acumula más capital se convierte en el sacrificio necesario para que el sistema social pueda reajustarse y la violencia pueda ser relegitimada. El fracaso de la Orden no fue militar, fue fiscal.
Si el poder de un imperio financiero puede ser derrocado por la envidia y la necesidad de un rey codicioso, ¿cómo pretendes que tu propia acumulación de riqueza escape a la violencia mimética de los que no tienen nada?

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