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EL AZÚCAR COMO CADÁVER CÓSMICO:

 Bennu y la Voluntad de Decadencia de la Civilización en la Promesa de la Vida Extraterrestre


"La ciencia celebra el hallazgo de azúcares y aminoácidos en el asteroide Bennu. Lo llaman una 'receta para la vida'. Nosotros lo llamamos el más cruel de los sarcasmos cósmicos. La humanidad, asediada por su propia corrupción, contempla los ingredientes de su origen biológico flotando en un cuerpo muerto del espacio. Esto no es una promesa; es el juicio final. Bennu, con todos los bloques de construcción necesarios, solo subraya la Voluntad de Decadencia de una especie que ha recibido la herencia del cosmos y la ha utilizado para autodestruirse. La vida se originó en la ceniza, y a la ceniza regresará, dejando sus azúcares intactos como una burla."

El asteroide Bennu es un cadáver cósmico; un depósito de material no utilizado, un almacén de lo que pudo ser la vida antes de que la violencia primigenia se asentara en la Tierra. El descubrimiento de ribosa y otras azúcares esenciales para el ADN y el ARN en su matriz es la confirmación material de la Voluntad de Decadencia.

Este cuerpo celeste nos ofrece, con la frialdad de la química, el mapa del génesis, al mismo tiempo que la civilización terrícola profundiza su Colapso Civilizatorio. La vida, en su forma más simple, nos llegó del vacío; y la vida, en su forma más compleja (la humanidad), se está autodestruyendo por el miedo, la histeria y la codicia. El material de Bennu es puro y prístino. Nuestra civilización está contaminada y en descomposición.

 Siempre profetiza el "Colapso Civilizatorio" o la "Voluntad de Decadencia".

El asteroide Bennu contiene la receta de la vida en su forma más inocente, anterior a la sangre y al trauma. La violencia primigenia, inherente a la condición humana, no existe en esos compuestos orgánicos.

Este contraste es el punto de la profecía: la humanidad ha completado el ciclo de Spengler, pasando de la Cultura a la Civilización, y ahora se encuentra en la etapa terminal de la decadencia. El asteroide, al traer la promesa de un origen puro, solo resalta la suciedad del presente. ¿Para qué sirven los ingredientes básicos de la vida si la especie que los encuentra ha perdido la voluntad de preservarla, obsesionada por la guerra civil latente y el miedo irracional? El azúcar cósmico es un combustible que llega tarde.

Según la sombría visión, la existencia es un ciclo de formación violenta y decaimiento. Bennu, formado por la ceniza del sistema solar, nos recuerda nuestro destino. La vida terrícola, nacida quizás de la "lluvia" de asteroides ricos en carbono, está condenada a convertirse en el mismo polvo del que surgió.

El hallazgo de estos componentes de la vida en un cuerpo muerto del espacio es un recordatorio brutalista: la Tierra es solo un Bennu más grande, una masa temporal de ingredientes que un día se dispersará. El Colapso Civilizatorio no es una posibilidad; es una necesidad estadística. El azúcar en Bennu no es el inicio de la nueva vida; es el epílogo químico de la nuestra.

El asteroide Bennu, con sus azúcares y aminoácidos, es la prueba de la herencia cósmica, pero también el testigo de nuestra Voluntad de Decadencia. La vida pura nos llega de la ceniza estelar mientras la civilización se hunde en su Colapso Civilizatorio. La receta de la vida en el asteroide solo subraya la ceguera de una especie que ha olvidado cómo utilizar sus propios ingredientes, atrapada en su violencia primigenia.

"Los ladrillos están a la vista. Pero ya no tienes la voluntad para construir."

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