EL ACTIVO INVISIBLE: La Paradoja de la Maternidad y el Contrato Social de la Productividad Dual como Mecanismo de Silencio
La sociedad pronuncia la palabra "madre" con reverencia retórica, pero la valora económicamente a cero. Este no es un accidente; es el Contrato de Productividad Dual, el mecanismo de control social más eficaz del siglo XXI. Se exige a la mujer que sea profesionalmente activa para sostener la economía del mercado y, simultáneamente, la guardiana absoluta de la estabilidad emocional del hogar, sin recibir capital —ni económico, ni social— por la segunda labor. La paradoja es el Absurdo Camusiano en su máxima expresión: la labor de crianza es esencial para el sistema, pero su valor debe permanecer invisible. La "Supermujer" es, de hecho, el mecanismo de censura más sofisticado para obligar al silencio sobre la carga mental. ⚖️🤫
El trabajo no remunerado de la crianza intensiva (logística, gestión del tiempo, educación emocional) es estructuralmente excluido de las métricas de valor del mercado. Esta exclusión, como señalaría Foucault, es un ejercicio de poder.
Esta labor genera un activo de estabilidad social (ciudadanos funcionales y mano de obra futura), pero el sistema se niega a pagar su precio. Al devaluarlo a un "acto de amor" o un "rol natural", se elimina el costo laboral.
El sistema castiga activamente cualquier intento de cuantificar o lamentar esta carga. La queja es etiquetada como "violación del Contrato de la Supermujer", y la mujer corre el riesgo de ser devaluada profesional y socialmente por no poder simular una eficiencia indolora. La maternidad, en la praxis, es una deuda infinita que solo se paga con el tiempo personal.
La Carga Mental (CM) es el elemento más costoso y menos reconocido. Es el trabajo infinito de pre-pensar la vida del hogar y de la familia.
La sociedad exige que la mujer mantenga una productividad profesional alta mientras ejerce una productividad doméstica invisible, pero total. Esta tensión constante es un Conflicto Mimético donde el deseo de éxito profesional choca con el mandato de la crianza tradicional.
La CM debe ser invisible para ser tolerable por el colectivo. El acto de mencionarla o compartirla a menudo genera defensividad o minimización ("solo tienes que organizarte mejor"), lo que obliga al individuo a internalizar la carga. El silencio se convierte en el impuesto de la pertenencia social. La única forma de mantener el equilibrio es fingir que el precio pagado es justo.
El tropo de la "Supermujer" no es un halago; es un Contrato de No-Fricción impuesto. Se espera que la mujer sea la variable que se ajusta perfectamente a la ecuación del hogar y el trabajo.
El activo más directamente liquidado por este contrato es el Ocio Existencial—el tiempo no productivo necesario para la reparación del yo. La renuncia al ocio, a la soledad contemplativa, y al tiempo de insight personal es la medida real de la sumisión.
: La aceptación de este contrato condena a la persona a una existencia donde su identidad se define por la suma de sus funciones (madre, esposa, profesional) y no por la calidad de su ser. La lucha no es por un reparto de tareas; es por la revaluación del trabajo no remunerado como un activo de alto valor que requiere tiempo y, por lo tanto, capital.
La maternidad silenciada es un Contrato de Productividad Dual donde la sociedad exige el trabajo de crianza (esencial) pero lo devalúa a un "acto de amor" para eliminar su costo laboral. Esta Devaluación del Trabajo No Remunerado somete a la mujer a una Carga Mental infinita que debe permanecer invisible (Silencio Existencial). El arquetipo de la "Supermujer" es el mecanismo de censura que garantiza el Contrato de No-Fricción, exigiendo el sacrificio total del Ocio Existencial y la identidad a cambio de una aceptación condicional. 🤫
Si el sistema te obliga a ser "Supermujer" para ser funcional, pregúntate: ¿Por qué el costo de tu eficiencia se paga con la aniquilación de tu propia existencia?

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