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 💰 LA LIQUIDACIÓN FORZADA: CÓMO EL "PLAN DE PAZ" DE TRUMP CONVIERTE LA SOBERANÍA UCRANIANA EN UN ACTIVO DE ALTO RIESGO


La guerra ya no es una épica; es un cálculo de riesgo de tres cuerpos. Y la reunión en Florida de la delegación ucraniana con los enviados de Washington no es diplomacia: es la lectura del contrato de bancarrota 🤯. El "plan de paz" de 28 puntos no busca la justicia, sino la liquidación acelerada de los activos soberanos de Ucrania para minimizar el déficit en la hoja de balance de EE. UU. Estamos presenciando el momento en que la geo-política se reduce al negocio más cínico: vender la paz a precio de remate.

Desde el punto de vista del nihilismo económico, lo que ocurre en estas mesas de negociación es el ejercicio puro de la Tiranía del Mercado. Ucrania es la startup que, tras un largo burn rate militar, se ha quedado sin capital de riesgo y ahora debe aceptar los términos del único inversor que puede detener la hemorragia: Washington.

La propuesta no es un plan de paz; es un Memorando de Entendimiento (MOU) para la partición forzada. Los datos filtrados son inequívocos: el precio de la tregua incluye la exigencia a Kiev de reconocer a Crimea, Luhansk y Donetsk como territorio ruso de facto, además de congelar la línea de contacto en Kherson y Zaporizhzhia. Esto equivale a la entrega sin paliativos de una parte esencial de su capital territorial, una capitulación que el ejército ucraniano juró evitar.

Pero el cinismo alcanza su máxima expresión en la letra pequeña. El plan, negociado entre Washington y Moscú, no solo impone a Ucrania la renuncia a la OTAN (blindándola constitucionalmente) y la reducción de sus fuerzas militares a cerca de 600,000 efectivos; sino que introduce un mecanismo financiero que opera como la comisión de un bróker despiadado. Se habla de movilizar 100.000 millones de dólares en activos rusos congelados para la reconstrucción, con la escandalosa salvedad de que EE. UU. obtendría supuestamente el 50% de los beneficios no gastados en un fondo de inversión ruso-estadounidense. Es decir: la paz se vende, el riesgo lo asume Ucrania, y el inversor principal se lleva una tajada del botín ajeno.

Funcionarios estadounidenses insisten en que solo quedan "algunos puntos de desacuerdo" para cerrar el marco preliminar. Esta celeridad, sin embargo, no emana de la buena fe, sino de la presión sistémica. La supuesta "garantía de seguridad" de EE. UU. (una vaga promesa de no agresión) es la carnada, mientras que la amenaza real reside en la palanca de los suministros de armas y la inteligencia militar que Washington puede retirar si Kiev no firma la liquidación. La verdadera negociación no es entre países, sino entre la supervivencia militar de Ucrania y la necesidad de la Casa Blanca de cerrar la operación antes de que el riesgo político se dispare.

La paz tiene un precio, y es el desmembramiento. La delegación ucraniana está en Florida para firmar el cierre contable de su soberanía, aceptando la anexión de facto de territorio y la reducción militar como condición única. El plan de Trump, centrado en la liquidación forzada y la promesa de un 50% de beneficio sobre los activos rusos congelados para EE. UU., reduce la guerra a una transacción de capital y la justicia a una cifra en rojo.

Si tu existencia nacional es un activo negociable en la bolsa del poder, ¿cuál es el verdadero valor residual que te queda por defender?

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