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👑 La Ficción de la Norma: Psicología como Protocolo de Calibración del Sistema Operativo Divergente


Al disecar el constructo de la Variación Neurológica (neurodivergencia), se evidencia que el principal desafío no reside en la configuración cerebral intrínseca, sino en la colisión forzosa con el sistema operativo neurotípico dominante. La sociedad demanda la servidumbre cognitiva a una métrica de eficiencia y socialización que excluye a los cerebros que procesan la información de manera más intensa, sensorial o focalizada. La ficción de la norma convierte la diferencia en disfunción.

Se establece que la carga crítica del padecimiento es el Trauma de Inadaptación. El individuo se ve abocado al enmascaramiento crónico, un esfuerzo agotador por simular la conformidad social que deriva en agotamiento sistémico (burnout), ansiedad existencial y disrupción biopsíquica. La psicología, bajo esta óptica, no opera como un agente de "curación" (un concepto que se rechaza por su toxicidad), sino como un Protocolo de Validación y Fortificación contra la censura externa.

La praxis psíquica neuroafirmativa impone un mandato ético ineludible: el enfoque debe transicionar de la normalización a la articulación estratégica de los recursos. Se requiere que la terapia facilite al individuo la desprogramación de la culpa autoimpuesta y la aceptación radical de su propia arquitectura cerebral. Metodologías como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) adaptada funcionan como herramientas de calibración para la organización y la gestión de la impulsividad (TDAH); mientras que la Psicología del Trauma o la Sensoriomotriz se destinan a integrar las huellas de invalidación alojadas en la memoria corporal.

El Gato Negro observa una paradoja mordaz: el sistema impide la inclusión, pero se beneficia de las fortalezas sinápticas de la neurodivergencia (pensamiento abstracto, creatividad, hiperfoco) si se logra doblegar el comportamiento. Se exige que el foco del tratamiento se centre en el desarrollo de la autodefensa y la regulación emocional para que el individuo pueda sostener su autonomía frente a la presión ambiental implacable.

El interrogante crucial que interpela a la academia y a la sociedad, a ti que catalogas la divergencia como una molesta desviación de la media, no es si la neurodivergencia es útil. 


 Si la psique neurodivergente solo colapsa bajo el estrés de intentar operar en un sistema sensorial y socialmente incompatible, ¿es lícito seguir patologizando la reacción del individuo en lugar de diagnosticar la toxicidad estructural del entorno que lo confina?

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