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📰 El Cuento de la Buena Pipa: Por Qué el Universo es como el Tráfico en Hora Punta

El colmo de este timo es el efecto observador. Te dicen que la partícula anda haciendo un zumbido caótico (está en mil sitios a la vez) hasta que tú, con tu ojo de simple mortal, la miras y ¡pum! Se queda quieta en un solo sitio. Esto no es física; es un chismorreo cósmico. La realidad es como el cotilleo de la vecindad: el chisme vuela y tiene mil versiones. Pero apenas el dueño del cotarro (el científico, el jefe, el que tiene la placa) pone la vista encima y dice "la verdad es esta," todos los demás chismes se esfuman. Nos obligan a creer en una única versión aburrida solo para que no cunda el pánico de que nadie sabe nada de verdad.

¿Por qué el físico no te dice: "Mira, esto es una lotería y tu vida pende de un hilo"? Porque perdería su puesto de poder. El Lenguaje del Poder es su arma. Te lanzan un palabrerío ("espacio de Hilbert", "decoherencia") que no entiendes ni vas a entender. Esto es como la letra pequeña del contrato del banco o la multa de tráfico: no es para que lo comprendas; es para que agaches la cabeza y asumas que el caos es demasiado inteligente para ti. El objetivo de este rollo mareador es simple: crearte un muro de humo para que te auto-excluyas y no cuestiones la única verdad que importa: el desorden es la ley, y ellos te cobran por intentar ponerle nombre. Es el Silencio Administrado por el miedo a parecer tonto.

Nuestra neurosis humana es tan grande que no podemos aceptar que nosotros somos el problema, que nosotros necesitamos control. Entonces, le echamos la culpa a la cosa más pequeña: La Partícula. Se convierte en el chivo expiatorio. Decimos: "Es que la partícula es 'rara' e 'impredecible'". ¡Falso! La partícula es libre, y somos nosotros los que la agarramos del pescuezo y la forzamos a una única realidad para poder construir un móvil o un puente sin que se desmorone.

La conclusión, tan cruda como una cuenta por pagar, es que la física cuántica es el recordatorio de que el caos es la regla, y el orden es solo el esfuerzo brutal que hacemos para fingir que controlamos algo. Y pagamos para que unos señores nos vendan esa mentira con rollo mareador.


Si la única forma de tener paz mental es forzando a la partícula a colapsar, ¿la vida diaria es una noble lucha por la verdad, o es un acto de Mala Fe donde todos nos ponemos de acuerdo para no mirar el desmadre, solo para que el bus llegue a tiempo?

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