El Velo de la Suavidad: La agresividad materna no es una opción; es la reprogramación biológica para el linaje.
La agresividad materna no es una opción; es la reprogramación biológica más eficiente para la defensa del linaje.
El instinto primario que se activa con la maternidad no es solo el amor; es el Código del Depredador Dormido. El análisis estructural revela que la agresividad es un mecanismo evolutivo de máxima eficiencia ante la amenaza. Las hormonas no están generando una patología; están calibrando el sistema para priorizar el output de supervivencia a cualquier costo. Es una optimización del hardware que anula las barreras sociales del "no-conflicto".
La anomalía reside en la contradicción social: El Velo de la Suavidad. La sociedad patologiza esta agresividad funcional al exigir que el amor maternal sea puramente abnegado, no violento y exento de autodefensa. Esta exigencia cultural choca directamente con la Lógica de la Supervivencia del Linaje.
El diagnóstico revela que el Velo de la Suavidad es el defecto estructural central. Al obligar a la madre a suprimir la agresión biológicamente necesaria, la sociedad le impone el Costo del Cómplice Silencioso: una fatiga psicológica generada por tener que actuar dulzura y abnegación mientras su biología le exige ser un muro defensivo. La verdadera agresión no es la respuesta biológica; es la censura social de esa respuesta.
El sistema necesita que la madre se sienta culpable por esta agresividad, pues la culpa es la herramienta más efectiva para garantizar el control social y el retorno a la "norma".
Si esta discrepancia entre la biología y la expectativa social persiste, proyectamos que, en una década, la Agresividad Funcional será tratada masivamente con fármacos, en lugar de ser validada como una señal de Salud Adaptativa, aumentando la carga mental y el aislamiento de las madres.
La única gestión eficiente del sistema exige la validación activa del Código del Depredador.

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