El Monopolio de la Crisis: Por qué el Pánico es la Estrategia Final
El teatro final de la elección argentina, con Milei y el peronismo jugando sus últimas cartas, no es una batalla de ideologías; es una maniobra de Estrategia Asimétrica. Ambos bandos han comprendido que en un sistema al borde del colapso, el activo más valioso no es la esperanza, sino el miedo controlado. El objetivo de las últimas semanas no ha sido convencer, sino forzar la Tensión hasta el punto de quiebre.
La Autoridad de ambos contendientes se basa ahora en un principio fundamental: el monopolio de la crisis. El peronismo, con su vasta estructura, utiliza el temor a la pérdida del statu quo y la memoria del caos. Milei, con su mensaje disruptivo, utiliza el pánico a la continuidad de la miseria. Ambos venden la misma droga: la certeza de que el otro lado garantiza el desastre. Es un Cálculo Frío que explota el agotamiento del votante.
Esta maniobra es, en esencia, un doble chantaje geopolítico. El candidato que se presenta como "antisistema" necesita la amenaza de la hiperinflación para validar su narrativa de demolición. El candidato que defiende el "sistema" necesita la amenaza del shock y la ingobernabilidad para validar su narrativa de estabilidad. La Coherencia del electorado se rompe al forzarlo a elegir entre el dolor conocido y el caos prometido. No es una elección; es una sentencia.
La utilidad del conflicto final es máxima. El candidato victorioso, independientemente del bando, asumirá el poder con una licencia de emergencia implícita, justificada por el pánico de las semanas previas. El Cuerpo Legal y las instituciones, ya debilitados, serán sometidos a un control centralizado en nombre de la necesidad. La Asimetría del poder se profundizará.
La Lección Final es que:
La mejor estrategia política para heredar un país quebrado es asegurarse de que el pánico sea lo último que respire la ciudadanía.
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