EL CHISTE DEL PLOMERO CHAFA Y EL SÍNDROME DEL "AHÍ LA LLEVAMOS"


El problema, para ponerlo en cristiano, no es si los números bajaron o subieron; el problema es que la mitad del país ya se hizo de la vista gorda y le dio el avión al pinche miedo porque es la única forma de no volverse loco.

La presidenta no está haciendo un plan de seguridad; está echando un choro mareador con el Excel. El setup del chiste es perfecto: la métrica oficial nos dice que "ahí la llevamos" con la seguridad, mientras que la realidad cotidiana le grita a esa métrica: "¡No te hagas, mi chavo!"

"La seguridad no se mide en likes ni en números de X; se mide en el número de veces que el mexicano no tiene que checar el retrovisor tres veces en el Viaducto."

La patología que nos tiene mal es El Síndrome del "Ahí la Llevamos". Es el momento en que el mexicano, por pura fatiga moral, decide que es más fácil creerle al contador maiceado (sobornado) que a su propio instinto.

La estrategia de la administración no es seguridad; es un ajuste de contabilidad creativa. Es el chiste del plomero chafa que, en lugar de arreglar la fuga (el crimen), solo mueve la tubería rota al baldío de enfrente y presume en el informe: "¡Listo! ¡Ya le dimos el llegue a la inundación!"

El crimen no desaparece; solo se reubica o se le da "la vuelta" en las estadísticas. El clímax cómico se alcanza cuando los noticieros celebran que el 2% de un delito bajó, mientras que tú sabes que el único número que importa (el nervio existencial) está más hasta arriba que el precio del aguacate. El Motor de Recursividad Causal es sencillo: el gobierno echa el choro, y el miedo al caos obliga al ciudadano a hacerse el desentendido para no perder la poca paz que le queda.

La tragedia no es solo el crimen, sino la sumisión psicológica que nos hace creer el chiste de la estadística para poder dormir. ¡Qué bárbaro!

El fracaso no está en el porcentaje que se les fue; el fracaso está en que el país ha aceptado que la única mejora posible en la seguridad es hacernos más valientes para ignorar el pinche miedo.

"Si quieres que este país tenga remedio, deja de reírte del político que te vende la ilusión de que tu miedo es solo un bug en la base de datos y diles: ¡A mí con esos choros no!"

Si quieres desarmar la manipulación, mide tu seguridad con el número de chilango que no saca el celular en la calle, no con los números que te manda la oficina de gobierno.

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