El Activo Imposible: Por qué el “Capitalismo para Todos” es la Estrategia Perfecta

La aparición de Rodrigo Paz, con el lema de “capitalismo para todos”, no debe ser analizada como una propuesta económica; es una anomalía estratégica que exige una disección fría. La política ha encontrado su activo más codiciado: una promesa que ataca la hipocresía estructural del sistema. El candidato inesperado no busca reformar el mercado; busca dinamitar el tablero de la Autoridad al ofrecer a las masas el acceso a un privilegio que, por definición, está diseñado para ser excluyente.
El término capitalismo es, en esencia, una herramienta de control basada en la escasez. Su valor reside en que solo es accesible a una élite. Al proponer su universalización, Paz genera una Fricción incontrolable. Esta es una maniobra de Ciencia Política brillante: el candidato no está prometiendo riqueza, sino el fin del Monopolio de la Riqueza. Esto crea un vacío de deseo masivo que explota el cinismo del votante. La promesa es tan paradójica que solo puede ser verdadera como arma estratégica.
La Jurisprudencia de la élite se basa en la custodia de las reglas del juego. Paz irrumpe para exponer que el Cuerpo Legal existe no para garantizar la prosperidad, sino para codificar las barreras de entrada. Al prometer la clave de acceso, él se posiciona como el único capaz de desmantelar la cerca, usando la misma lógica de los fundadores del sistema. Su voz, inesperada y ajena al establishment, amplifica el mensaje: la disrupción es real porque proviene desde afuera de la matriz de poder.
A nivel Económico, la estrategia opera sobre la Asimetría fundamental. La campaña no necesita tener un plan de ejecución coherente; solo necesita tener un mensaje funcional. La droga electoral no es el plan, sino la promesa de pertenencia. Esto garantiza una Maximización de la Resonancia porque apela a la frustración básica: el votante no desea más programas sociales; desea la llave del juego que siempre le fue negado.
La posición de Paz es insostenible en la lógica pura, y precisamente por eso es imbatible en la Estrategia. Su fuerza radica en que el sistema dominante (el Monopolio del Poder) no puede atacarlo sin confesar su propia contradicción: que el capitalismo no puede ser para todos.
La promesa de distribuir un privilegio es la única estrategia que garantiza la demolición política de quienes construyeron el muro.
Publicar un comentario