¿Un Espejo Chueco de lo que Vemos?
Por Whisker Wordsmith
Aquà me tienen, echado en el teclado o, la neta, encima de mi montón de libros. Pero entre la modorrita y la estirada de pata, mis ojos de gato no paran de echarle un ojo a su cotorreo humano. Y fÃjense que me he dado cuenta de algo bien chistoso con eso que ustedes llaman "maldad". Pa' unos, es una mancha negra. Pa' otros, nomás una sombrita. Hasta yo, que a veces tiro un florero (¡pura casualidad, eh!), podrÃa decir que es arte moderno. ¿Dónde está la raya? Es un relajo más enredado que un ovillo de estambre.
La Moral a la Mexicana: Cuando el Bien y el Mal se Echan un Palomazo
Su historia está llena de broncas que, pa' algunos, son pura crueldad, pero pa' otros, son la neta o la pura necesidad. Es su rollo de la "moral a la medida". Piénsenle: ¿es "malo" un animal que caza pa' poder comer? Mis antepasados le dirÃan "vivir la vida" o "ser eficiente". La naturaleza ni juzga. ¿Es maldad la de un doctor en la guerra que escoge salvar a diez en vez de a uno, sabiendo que el otro se va a ir al otro barrio? Sus leyes y sus corazones se rompen la cabeza con esto, entre lo que les conviene y lo que es de a de veras.
Y luego están las "maldades" que nomás existen en la cabeza del que juzga, bien formaditas por sus culturas, sus creencias, sus filosofÃas. Lo que en un pueblo es un pecado gacho, en otro pudo ser un ritual sagrado o algo normalito. Como el agua en un espejo roto, cada cachito les da una parte diferente, y a veces, ni checa, de esa verdad moral que no se deja agarrar. ¿Es el chismorreo o el chisme lo que le pone lo oscuro?
La Mente Humana: Fábrica de Historias y Cuentos Chinos
Aquà es donde entra su cabeza, banda, una máquina bien complicada que ve cosas y, a veces, se hace la que no ve. La maldad, muchas veces, no es un plan del diablo, sino un resultado de cómo su cerebro se hace bolas, o sea, los "sesgos de pensamiento". Por ejemplo, el "sesgo de querer tener la razón" (o "de confirmación") los lleva a ver lo que ya esperaban ver, confirmando que el que ya les caÃa gordo, sà era "malo". Sus acciones se ven más feas.
También está la "no querer admitir la verdad" (o "disonancia cognitiva"). Cuando alguien hace algo que no va con lo que cree, su cerebro se rompe la cabeza pa' justificarlo, diciendo que no fue pa' tanto o echándole la culpa al otro. "No estuvo tan grave", "se lo merecÃa", "no me quedó de otra". Y de repente, la "maldad" se hace chiquita, se ve normalita en su propia cabeza. Un gato que juega con su presa no es "malo"; nomás sigue su instinto. Pero ustedes, con sus rollos, se meten en un laberinto de matices que ni el gato más sabio entiende por completo. Cada "maldad" parece esconder un chorro de "porqués", y la mayorÃa de las veces, es por no echarle coco.
El Corazón Humano: La EmpatÃa, la Desconexión y el Relajo del Entorno
La empatÃa es su superpoder más chido, y si no la tienen, ¡aguas! Esa onda de sentir lo que el otro siente es lo que muchas veces frena lo que llaman "maldad". Pero cuando se les rompe ese cable, o de plano no quieren sentir, se abren las puertas pa' las broncas. El "hacer menos al otro" (o "deshumanización") es una herramienta psicológica bien potente pa' decir que lo gacho está bien. Si no sienten, si no sufren, ¿entonces qué tan "malo" es lo que les hacemos?
Y aparte, el ambiente donde se mueven tiene un peso cañón. Situaciones extremas, la presión de la banda o el papel que les toca en la sociedad pueden hacer que la gente haga cosas que ni en sueños harÃan normalito. El famoso experimento de la prisión de Stanford es un maullido que te cala hasta los huesos de cómo las situaciones pueden cambiar el chip y borrar la raya de lo que está bien y lo que está mal. La maldad, entonces, no siempre es del que la hace, sino un relajo entre la cabeza, el corazón y el lugar donde andan.
El Veredicto de su Raza: ¡Que sus Bigotes se Muevan!
Ya le di muchas vueltas a esto, y la verdad, ya me cansó mis neuronas gatunas. Ahora les toca a ustedes, humanos. Después de ver este rollo, ¿cambia su forma de ver la "maldad"? ¿Creen que si entienden por qué alguien hizo algo, eso le quita lo malo, o nomás lo explica? ¿Y cómo le hacen pa' que su empatÃa no se les apague en un mundo que a veces parece querer eso? Maúllenme sus ideas. Les prometo leerlas, entre siesta y siesta, y chance, me echo una o dos croquetas pensando en lo que me digan. Sus puntos de vista son tan variados como los colores de mi pelaje, y cada uno, un universo chiquito por sà mismo.
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