¿Por qué las políticas monetarias globales aún no logran domar la subida de precios y qué esperar en el segundo semestre?
Autor: Whisker Wordsmith © Radio Cat Kawaii
En un mundo que anhela la estabilidad tras años de turbulencia económica, la persistencia de la inflación en 2025 se erige como un enigma desconcertante. Los bancos centrales, armados con las herramientas de la política monetaria, han librado una batalla ardua, pero la promesa de una desinflación suave y lineal ha sido esquiva. Para el segundo semestre de 2025, el panorama dista de ser claro, desafiando las proyecciones más optimistas y obligando a una reevaluación profunda de las fuerzas subyacentes. Este análisis disecciona las causas multifacéticas que mantienen a raya el domo inflacionario, evalúa la efectividad de las respuestas de los bancos centrales y traza un mapa de expectativas para los mercados financieros y el consumo global.
La Bestia Indomable: Causas de la Inflación Persistente en 2025
La narrativa inicial de la inflación post-pandemia se centró en shocks de oferta y una demanda reprimida. Sin embargo, en 2025, la persistencia de los precios revela una matriz de causas mucho más arraigada y compleja:
Disrupciones Estructurales en la Cadena de Suministro: Más Allá de la Post-Pandemia
Si bien los cuellos de botella pandémicos se han aliviado, 2025 ha revelado una reconfiguración más profunda de las cadenas de suministro globales. La búsqueda de la resiliencia sobre la eficiencia ha llevado a la "friend-shoring" y "near-shoring", con la relocalización de la producción en geografías menos óptimas en términos de costos. Esto se traduce en mayores gastos logísticos y de mano de obra que se trasladan a los precios finales. Los recientes aumentos en las tarifas de transporte marítimo en el primer trimestre de 2025, a pesar de las expectativas de una demanda más baja, son un testimonio de esta rigidez. La incertidumbre política, que ha alcanzado niveles cercanos a los picos asociados con la Gran Depresión, exacerba esta situación al impactar las expectativas de demanda y la inversión.
La Espada de Doble Filo de las Políticas Fiscales
La resaca de los estímulos fiscales masivos implementados durante la pandemia y las nuevas rondas de gasto público en 2025 continúan alimentando la demanda agregada. Aunque se esperaban contracciones fiscales, algunos países mantienen políticas expansivas que, al inyectar liquidez en la economía, contrarrestan los esfuerzos restrictivos de los bancos centrales. Las amenazas arancelarias, como la posibilidad de un arancel general del 10% en EE. UU., son un factor adicional que podría elevar la inflación al afectar los precios a lo largo de toda la cadena de suministro, desde los insumos hasta el consumidor final. La dispersión en las previsiones de inflación, con rangos considerables (e.g., entre 1.8% y 3.1% para EE. UU. en 2025), subraya la incertidumbre generada por estas políticas.
La Dinámica de la Demanda y un Mercado Laboral Resiliente
Contrario a las expectativas de una desaceleración más pronunciada, la demanda global ha mostrado una resistencia notable. El ahorro acumulado durante la pandemia, junto con un mercado laboral persistentemente ajustado, ha sostenido el poder adquisitivo de los consumidores. En EE. UU., por ejemplo, la tasa de desempleo se mantiene baja y las condiciones del mercado laboral son "sólidas", ejerciendo presión al alza sobre los salarios y, consecuentemente, sobre los precios. Esta inercia de la demanda dificulta la desinflación, ya que las empresas pueden seguir trasladando costos a los consumidores sin un impacto significativo en los volúmenes de venta.
El Crisol Geopolítico: Tensiones que Cotizan en Precio
Las tensiones geopolíticas no son meras notas al pie en los informes económicos de 2025; son fuerzas inflacionarias primarias. La rivalidad entre EE. UU. y China, los conflictos en Ucrania e Israel, y la volatilidad en las decisiones de producción de la OPEP son factores que impulsan la inflación a través de varios canales:
Precios de la Energía y Materias Primas: La incertidumbre sobre el suministro energético debido a conflictos o decisiones de carteles como la OPEP puede provocar picos de precios, que se propagan por toda la economía.
Restricciones Comerciales y Aranceles: Las guerras comerciales y las barreras a la importación elevan los costos de los bienes, como se observa con la preocupación sobre el impacto de los aranceles en EE. UU.
Reorganización de Rutas Comerciales: La adaptación a un entorno multipolar está obligando a las empresas a redefinir sus cadenas de suministro, a menudo con costos más elevados y menos eficientes.
Bancos Centrales en la Cuerda Floja: ¿Un Reporte de Notas Mixtas?
La respuesta de los bancos centrales a la inflación ha sido históricamente contundente: subidas de tipos de interés y endurecimiento cuantitativo. Sin embargo, en 2025, la efectividad de estas políticas se ve desafiada por la naturaleza multifacética de la inflación.
Reserva Federal (Fed): Ha mantenido una postura de "esperar y ver" en junio de 2025, con tipos de interés en el rango de 4.25%-4.50%. Si bien ha revisado al alza las expectativas de inflación para 2025 (IPC al 2.4% y subyacente al 3.1%), Powell ha enfatizado que no habrá recortes mientras la economía siga sólida y el mercado laboral ajustado. La Fed reconoce el riesgo de un "aumento significativo de precios" debido a los aranceles.
Banco Central Europeo (BCE): 2025 se perfila como un año desafiante. Aunque la desinflación se ha consolidado en 2024, los debates sobre la revisión de la estrategia de política monetaria se intensifican. Las amenazas arancelarias y la situación política en algunos países de la zona euro añaden capas de complejidad.
Banco de Inglaterra (BoE): Ha mantenido los tipos en 4.25% en junio de 2025, citando el persistente riesgo inflacionario en el Reino Unido, impulsado por la política arancelaria de EE. UU. y el volátil contexto geopolítico.
Banco de México (Banxico) y otros emergentes: Mientras que algunos bancos centrales como Banxico han comenzado a considerar recortes de tasas, la incertidumbre global y las presiones inflacionarias internas (especialmente en el componente no subyacente y servicios) limitan su margen de maniobra.
La realidad es que las políticas monetarias actúan con un rezago considerable, y las variables imprevistas —desde nuevos shocks de oferta hasta la resiliencia inesperada de la demanda— complican la "última milla" de la desinflación. El Banco Mundial prevé que el crecimiento mundial se desacelerará al 2.3% en 2025, el ritmo más lento desde 2008 (excluyendo recesiones absolutas), y la inflación global promedio proyectada en 2.9% para 2025 se mantiene por encima de los niveles pre-pandemia.
El Camino por Delante: Expectativas para el Segundo Semestre de 2025
El segundo semestre de 2025 promete ser un período de alta sensibilidad para los mercados y el consumo, donde cada dato económico será escrutado con lupa.
Mercados Financieros: Volatilidad y Reequilibrio
Tasas de Interés: La expectativa general es que los bancos centrales mantengan una postura cautelosa. La Fed, aunque proyecta dos recortes en 2025, los condiciona a la evolución de la inflación. Otros bancos centrales seguirán un camino similar, lo que implica que las tasas se mantendrán elevadas por más tiempo de lo inicialmente previsto. Esto ejerce presión sobre el costo del capital y la valoración de activos.
Bonos: Los rendimientos de los bonos seguirán reflejando las expectativas de inflación y la trayectoria de las tasas. Una inflación persistente mantendrá los rendimientos reales bajo presión, aunque la búsqueda de refugio en la calidad podría beneficiar a los bonos de países desarrollados con fundamentos sólidos.
Renta Variable: Si bien los beneficios corporativos se esperan que sigan creciendo, la desaceleración del PIB global y el aumento de los costos (debido a la inflación) comprimirán los márgenes. Los mercados podrían experimentar mayor volatilidad y una bifurcación entre sectores, favoreciendo a aquellos con mayor poder de fijación de precios o modelos de negocio resilientes a la inflación. La incertidumbre política y los aranceles son riesgos bajistas.
Commodities: Los precios de las materias primas seguirán siendo sensibles a los eventos geopolíticos y a la dinámica de la oferta/demanda global. La extensión de recortes de producción por parte de la OPEP o nuevas escaladas de conflictos podrían generar picos.
Consumo Global: Presión sobre el Poder Adquisitivo
La inflación persistente erosionará el poder adquisitivo de los consumidores. Aunque el consumo ha sido resiliente hasta ahora, el aumento de los costos de vida, especialmente en rubros esenciales como alojamiento, servicios públicos y alimentos, podría llevar a un cambio en los patrones de gasto. Se observará una mayor selectividad en las compras y una priorización de bienes básicos, con una posible desaceleración en el consumo de bienes duraderos y semiduraderos en algunos mercados. La inflación anual sin alimentos, aunque en tendencia a la baja en algunos países, muestra la rigidez de los precios en la economía subyacente. La "aceleración del consumo de durables y semidurables" solo se daría en respuesta a efectos rezagados de la depreciación acumulada del tipo de cambio, lo que implica que la desinflación en bienes es más volátil y menos estructural que en servicios.
Navegando la Nueva Normalidad Inflacionaria
La inflación persistente en 2025 no es un mero eco de crisis pasadas, sino un fenómeno multifactorial arraigado en cambios estructurales de las cadenas de suministro, políticas fiscales expansivas, una demanda agregada resiliente y un entorno geopolítico volátil. Los bancos centrales, a pesar de sus esfuerzos, se enfrentan a un desafío formidable, donde las herramientas monetarias tradicionales pueden no ser suficientes para abordar la complejidad de las presiones actuales.
El segundo semestre de 2025 exigirá una vigilancia extrema. Los mercados financieros deberán adaptarse a un entorno de tasas más altas por más tiempo y una mayor volatilidad, mientras que los consumidores sentirán el peso de la erosión del poder adquisitivo. La "nueva normalidad" podría ser un entorno donde la inflación se estabilice en niveles superiores a los objetivos históricos del 2%, o donde experimentemos ciclos de "stop-and-go" más frecuentes, exigiendo una agilidad sin precedentes por parte de los formuladores de políticas y los participantes del mercado.
La lección más profunda es que, al igual que una fotografía hiperrealista, la economía global de 2025 revela detalles sutiles pero poderosos. No hay filtros mágicos para la desinflación; solo la interconexión orgánica de fuerzas que deben ser comprendidas con una precisión implacable para forjar un futuro económico más estable. La búsqueda de la verdad inquebrantable en cada dato, cada tendencia, es la única brújula en este intrincado panorama.
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