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Género y Desarrollo:

 Reconfigurando el Panorama Económico Global

Por  Whisker Wordsmith © Radio Cat Kawaii



En un mundo cada vez más interconectado, los acuerdos internacionales sobre igualdad de género se erigen como pilares fundamentales para construir sociedades más justas y equitativas. Lejos de ser documentos estáticos, estas estrategias evolucionan, se adaptan y se profundizan para responder a los desafíos contemporáneos y a la urgencia de cerrar las brechas persistentes entre hombres y mujeres. En este contexto dinámico, la Estrategia de Igualdad de Género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Plan de Acción en materia de Género III de la Unión Europea (PAMG III) destacan por su ambición y su enfoque renovado.

La Estrategia de Igualdad de Género del PNUD, con su visión de empoderamiento integral, va más allá de la mera paridad numérica. Reconoce la intrincada red de factores que perpetúan la desigualdad, desde las normas sociales patriarcales hasta las disparidades económicas y políticas. Su actualización se centra en la necesidad de transformar las estructuras de poder, abordando la violencia de género en todas sus formas, promoviendo la participación plena y equitativa en la toma de decisiones y fomentando un crecimiento económico inclusivo que beneficie a todas las personas. La estrategia del PNUD enfatiza la importancia de la innovación y la tecnología como herramientas para acelerar el progreso, así como la necesidad de alianzas multisectoriales que involucren a gobiernos, sociedad civil, sector privado y academia.

Por su parte, el PAMG III de la UE eleva la ambición en su compromiso con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la acción exterior de la Unión. Este plan no solo busca integrar la perspectiva de género en todas las políticas y programas de la UE, sino que también establece objetivos concretos y medibles en áreas clave como la protección y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la promoción de su participación económica y social, el fortalecimiento de su voz y liderazgo, y la lucha contra todas las formas de violencia de género. Una de las novedades del PAMG III radica en su enfoque explícito en la interseccionalidad, reconociendo cómo múltiples formas de discriminación se entrelazan y afectan de manera diferenciada a las mujeres y las niñas en función de su origen étnico, edad, orientación sexual, discapacidad u otras características.

La convergencia de estas estrategias globales revela una comprensión cada vez más sofisticada de la igualdad de género. Ya no se trata solo de garantizar los mismos derechos, sino de crear las condiciones para que las mujeres y las niñas puedan ejercer plenamente esos derechos y alcanzar su máximo potencial. Esto implica desafiar activamente las normas sociales y los estereotipos de género arraigados, invertir en educación y salud de calidad, garantizar la igualdad salarial y las oportunidades de empleo, y fortalecer los mecanismos de protección contra la violencia.

Sin embargo, la implementación efectiva de estos acuerdos internacionales no está exenta de desafíos. Requiere voluntad política sostenida, recursos financieros adecuados, mecanismos de rendición de cuentas robustos y una participación activa de la sociedad civil. En el contexto actual, marcado por crisis globales como la pandemia de COVID-19, el cambio climático y los conflictos geopolíticos, la igualdad de género corre el riesgo de ser relegada. Es precisamente en estos momentos críticos cuando la renovación y la profundización de los compromisos internacionales se vuelven aún más urgentes.

Para la revista Renegocio, la igualdad de género no es solo una cuestión de justicia social, sino también un imperativo económico y de desarrollo. Las sociedades que empoderan a las mujeres y las niñas son más resilientes, innovadoras y prósperas. Integrar la perspectiva de género en las estrategias empresariales, las políticas públicas y la cooperación internacional no solo es lo correcto, sino también lo inteligente.

En definitiva, la Estrategia de Igualdad de Género del PNUD y el PAMG III de la UE representan un paso adelante en la búsqueda de un mundo más equitativo. Su actualización y profundización reflejan una comprensión más matizada de los desafíos y una mayor ambición en la acción. Sin embargo, el verdadero "renegocio" del futuro pasa por traducir estos acuerdos en resultados tangibles en la vida de las mujeres y las niñas en todo el mundo. La responsabilidad recae en todos los actores: gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y sociedad civil, para trabajar de manera conjunta y garantizar que la igualdad de género deje de ser una aspiración para convertirse en una realidad palpable.