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Cuerpos Criogenizados

 

 Â¿Mito o Futuro Posible?


Por 
 Whisker Wordsmith Â© Radio Cat Kawaii

 

La promesa de la inmortalidad ha seducido a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Hoy, esa fantasía se materializa en un puñado de cuerpos y cerebros sumergidos en tanques de nitrógeno líquido. La criogenización humana, antes relegada al terreno de la ciencia ficción, es una realidad para cientos de personas en el mundo. Pero, ¿es una puerta hacia la vida eterna o una quimera que se alimenta de la esperanza? Exploramos las historias detrás de los "dormidos" y lo que la ciencia, con su implacable rigor, tiene que decir sobre la posible reanimación.

Desde hace décadas, el concepto de pausar la vida para reanudarla en un futuro más avanzado ha capturado la imaginación popular. Películas como Vanilla Sky o Desafío Total han sembrado la idea de que la muerte podría no ser el final definitivo. Sin embargo, más allá de la ficción, existen empresas y fundaciones que ofrecen este servicio a quienes, ante una enfermedad terminal o simplemente por la convicción de una segunda oportunidad, eligen la criopreservación post-mortem.

Las Historias Detrás del Hielo

En el corazón de esta práctica se encuentran individuos con historias tan diversas como sus motivaciones. Tomemos el caso de James Bedford, el primer ser humano en ser criopreservado en 1967. Un profesor de psicología de California, Bedford sufrió de cáncer de riñón metastásico. Su decisión de ser criopreservado abrió un precedente y lo convirtió en un símbolo de esta incipiente disciplina. Su cuerpo, desde entonces, ha sido cuidadosamente monitoreado y custodiado por la Fundación Alcor Life Extension Foundation, uno de los líderes en el campo.

Más recientemente, casos como el de la niña británica JS, quien en 2016 ganó un juicio para ser criopreservada a los 14 años tras perder la batalla contra un cáncer raro, reavivaron el debate público. Su deseo, articulado con una claridad asombrosa, era tener la oportunidad de ser curada en el futuro. Estas historias no solo humanizan el proceso, sino que también ponen de manifiesto la profunda convicción y esperanza que impulsan a quienes optan por la criogenización.

Actualmente, se estima que hay varios cientos de cuerpos y cerebros criopreservados en diversas instalaciones alrededor del mundo, principalmente en Estados Unidos (Alcor y el Cryonics Institute) y en Rusia (KrioRus). Cada uno de ellos representa una apuesta a un futuro incierto, un salto de fe en la ciencia por venir.

La Ciencia de la Congelación: Un Viaje al Límite de lo Posible

La criogenización no es simplemente "congelar" un cuerpo. Es un proceso complejo, delicado y, hasta ahora, irreversible en su totalidad en humanos. Tras la declaración legal de la muerte, el objetivo principal es prevenir el daño celular por la falta de oxígeno y el frío extremo. Los pasos clave incluyen:

  1. Enfriamiento rápido: El cuerpo es enfriado gradualmente para evitar la formación de cristales de hielo, que son letales para las células.

  2. Perfusion con crioprotectores: La sangre es reemplazada por una solución de crioprotectores, sustancias químicas que actúan como "anticongelante" celular, permitiendo que el agua dentro de las células se vitrifique (se convierta en un estado similar al vidrio) en lugar de congelarse y formar cristales. Este es el paso más crítico y desafiante.

  3. Inmersión en nitrógeno líquido: Finalmente, el cuerpo es enfriado a temperaturas extremadamente bajas (alrededor de -196 °C) en un tanque de nitrógeno líquido, donde teóricamente puede permanecer indefinidamente.

El principal escollo científico radica precisamente en la reanimación. Si bien es posible criopreservar órganos pequeños y tejidos para trasplantes (como óvulos o espermatozoides), reanimar un organismo completo y complejo como un ser humano, con billones de células y redes neuronales intrincadas, es una empresa de una magnitud incomparable.

La vitrificación, aunque minimiza el daño por cristales de hielo, no está exenta de problemas. Los crioprotectores son tóxicos en altas concentraciones y su difusión a través de todo el cuerpo humano es un reto formidable. Además, el mero hecho de que las estructuras celulares permanezcan intactas no garantiza la funcionalidad biológica ni, mucho menos, la viabilidad de los intrincados circuitos neuronales que dan forma a nuestra conciencia y recuerdos.

El Elefante en la Habitación: La Reanimación

Aquí es donde la ciencia, por ahora, choca con la esperanza. No existe, a día de hoy, ninguna tecnología que permita reanimar un cuerpo humano criopreservado. Las compañías de criopreservación no prometen la inmortalidad, sino la "suspensión" hasta que la ciencia futura pueda resolver los problemas actuales.

Los retos son colosales:

  • Daño por reperfusión: Al calentar el cuerpo, los tejidos pueden sufrir daños significativos cuando el flujo sanguíneo se restablece.

  • Recuperación del daño molecular: Aunque se minimice el daño por cristales de hielo, el proceso de congelación y descongelación puede causar estragos a nivel molecular y subcelular que aún no entendemos completamente.

  • Restauración de la conectividad neuronal: Incluso si se lograra reanimar las células, el desafío de restaurar la intrincada red de conexiones neuronales que almacenan la memoria y la conciencia es, para muchos científicos, el más insuperable. Se necesitaría una nanotecnología médica de una complejidad que hoy solo existe en la imaginación.

  • Aspectos éticos y sociales: Asumiendo que la reanimación fuera posible, ¿cómo encajarían estas personas en un futuro que les sería completamente ajeno? ¿Qué implicaciones legales, sociales y psicológicas tendría?

¿Mito o Futuro Posible? La Perspectiva Científica

Para la comunidad científica predominante, la criogenización humana, tal como se practica hoy, es una apuesta a ciegas. Muchos la consideran una pseudociencia o, en el mejor de los casos, un experimento no probado con una tasa de éxito actual del 0%. Los críticos argumentan que, si bien la criobiología es un campo de investigación legítimo, las promesas de la criogenización humana van mucho más allá de lo que la ciencia actual puede ofrecer.

Sin embargo, los defensores de la criogenización, a menudo personas con formación científica o ingenieril, la ven como una "ambulancia al futuro". Argumentan que, dado el ritmo exponencial del avance tecnológico, lo que hoy parece imposible podría ser una realidad en siglos o milenios. Para ellos, es una pequeña oportunidad en un mundo donde la alternativa es una certeza biológica: la descomposición.

 La Apuesta por el Mañana

La criogenización humana es un espejo de nuestra propia mortalidad y de la innata curiosidad humana por trascenderla. No es una solución mágica, ni una garantía de vida eterna. Es una apuesta audaz y costosa, impulsada por la esperanza y la fe en el progreso científico.

Mientras los cuerpos criopreservados descansan en sus tanques helados, la ciencia avanza a pasos agigantados. Quién sabe qué descubrimientos nos deparará el futuro en campos como la nanotecnología, la inteligencia artificial o la medicina regenerativa. Por ahora, los "dormidos" son un recordatorio silencioso de los límites de nuestra comprensión actual y de las infinitas posibilidades que aún aguardan en el horizonte de la ciencia. La pregunta no es si es un mito, sino si la fe en el futuro podrá, algún día, transformar este sueño en una realidad tangible.